Más libros para la @FLMadrid. O de cómo seguir comprando porque siempre es necesario

Siento que ya llega la hora, que dentro de un momento te alejarás de aquí…No, no me he tragado un disco de Los Módulos ni de Medina Azahara. Es que el fin de curso para Licencia Histórica se acerca y las fuerzas ya van muy justas.

Hay (casi es condición indispensable) que recargar pilas y neuronas. Acercarnos a nuevos textos que nos generen nuevas reflexiones y planteamientos que compartir con vosotros el año que viene.

La Feria del Libro es el momento propicio para dar con ése libro que este verano te abra nuevas veredas, aquellas de la puerta de atrás, que hoy andamos musicales. Pero hay que seleccionar, porque la lista de lecturas pendientes es posiblemente más larga que nunca. Yo también tengo mi propio déficit, en este caso lector. Allá va una lista de pendientes que a buen seguro serán piezas de interés para todos.

Abro fuego con la obra de Carlos García Gual La Antigüedad novelada y la ficción histórica. Las novelas históricas sobre el mundo griego y romano. Si repasáis el blog este año es notorio mi interés por todo lo que rodea al relato histórico. Pues allí está el pobre, solo desde Navidad; él me mira, yo le miro y tengo que decirle que por ahora no puede ser. Otra losa, otra espina clavada en mi librería es Clases de literatura de Cortazar. Prometo que lo he intentado, pero siempre he sido devorado por los compromisos laborarles y allí sigue junto con García Gual mirándome de manera acusatoria.

Ya el libro de Lopez-Baralt La literatura secreta de los últimos musulmanes no es que me mire mal, es que me ha retirado el saludo. Sólo leí el prólogo y ya saqué abundantes notas. Sé que es necesaria calma, quietud y atención para él. Ahora mismo carezco de las tres condiciones pero tener este magnífico título en mis estanterías y no poder leerlo es frustrante.

Siguiendo con la clave histórica tengo pendiente El mito de Faetón. La decadencia de la Monarquía católica de Martínez Millán. Este ya lo leí, pero fue de manera apresurada, devorado antes que saboreado. Hay que volver a él.

No abramos la lista de los que quiero releer porque os puedo tener aquí hasta mañana. Para muestra un botón: La cultura y melancolía. Las enfermedades del alma en la España del Siglo de Oro de Roger Bartra, ahora mismo descatalogado. Tengo ganas de volver porque creo que una lectura más adulta que la que hice en la carrera me ayudará en algunas cuestiones académicas que tengo sobre la mesa.

Más libros para la @FLMadrid. O de cómo seguir comprando porque siempre es necesario. Chiste de Forges sobre la Feria del libro de Madrid
Forges y la feria del libro. Fuente: http://book.blogia.com/
Y esperad, porque aún me queda el frente de literatura pura y dura. Dando clase de Literatura me entraron ganas de volver a Macondo, incluso cargué algunos días con él en mi mochila antes de rendirme a la realidad. Era imposible abordar su lectura. Releer El nombre de la rosa y El péndulo de Foucault se ha convertido en un clásico veraniego más cansino que la canción del verano de turno. Insistimos en ello sabiendo que no lo conseguiré.

También está El secreto de Donna Tart, obra que me recomendó una muy buena amiga cuando el libro estaba descatalogado y casi nadie hablaba de él. Muy recomendable. El lado oscuro de las gentes de Humanidades. Se lo tendré que pasar a Juan para que se entere de lo que somos capaces. Vale, tranquilicemos a Juan que sólo es una novela antes de que salga corriendo. Claro que me gustaría leer El jilguero de esta misma autora, pero me faltan días o me sobran libros. Temo que ambas cosas…

Y caeré. Felizmente caeré comprando en la Feria de nuevo. Ahora que lo pienso este post no debería haberlo escrito, porque como lo vea mi pareja va a decir aquello de que antes de comprar me lea lo que aún no me he leído y tenga en casa. Todo un clásico que supongo que os pasará a muchos amigos del libro. Y mi chica lo es, pero debo reconocer que lo mío ya roza la enfermedad.

Volveré a decir aquello de “Miguelón, recomiéndame un libro” y visitaré a todos los amigos que andan por las casetas. Puestos a tener una enfermedad, que seamos Enfermos del libro. ¿No os parece?

Un saludo

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